A pesar de que los tiempos que corren enturbian nuestro día a día, hay que buscar la manera de retomar las cosas cotidianas para evadir la mente, siempre desde la responsabilidad para con los demás y con uno mismo.
Y así fue como un año más pudimos disfrutar de la ya mítica y reconfortante ruta del bocata y la bota vino. Un punto de encuentro de amistad y afición.
Tras una quedada de 6 en 6 en sitios distintos para tomar el riguroso café y tostada, nos reagrupamos a echar gasolina en Tabernas.
Al final nos juntamos una buena tropa, con ganas de disfrutar de un poco de trail. El día espectacular, impropio de estas fechas.
De ahí, dirección Senés en varios grupos con cierta separación. Los que íbamos cerrando, al final tuvimos que atajar un poquito 🙂
En el camino, algunos puntos para reagrupar, cambiar líquidos o simplemente disfrutar del paisaje.
Algunos a más de 100 km del destino, ya pedían «reanimación» con bota de vino jejejeje
Un buen trago y a seguir!
Preciosa la T700 y qué decir de la reina… AT
Y así, disfrutando de cada kilómetro, pronto llegamos a Tíjola, a repostar. De ahí, reagrupamiento en la balsa de Cela, dónde aprovechamos para tomar un refrigerio y pillar los bocatas quienes no los traían de casa. Parte del grupo tenía que volver a comer a Almería, los que quedamos, seguimos!
Abierto el apetito, nos apresuramos por llegar a nuestro destino y culminar el día con el bocata y la bota vino.
Una vez más, destino al Monumento Natural de Piedra Lobera (Lúcar), una espectacular formación caliza con paredes escarpadas que sobresale en el paisaje. Con una altitud de 1720 msm, cuentan que este fue el último refugio de los lobos ibéricos. Desde su cima, vistas de vértigo que apuntan a Sierra Nevada, Sagra, S. de María, S. de Baza, etc.
La pista que nace desde Cela, recorre la falda de Piedra Lobera, recorriendo ramblas y zonas de bosque espectaculares.
Una vez allí, a los pies del Monumento Natural, hay una fuente algo retirada dónde habitualmente nos esparcimos a disfrutar de las viandas.
Tras un rato de risas, bocatas, buen fiambre y vino, retomamos camino de vuelta dirección a Purchena.
La indestructible Transalp y su gran piloto y aventurero, Manolo, quién probablemente lleve más kilómetros recorridos que los que hemos hecho el resto que hoy le acompañamos. Trail es el camino.
En las inmediaciones del Río Almanzora, las pistas se tornan en ramblas y el disfrute aumenta.
Me sorprende lo bien que va la T700. Cierto es que la llevan buenas manos (Juancho), pero la verdad es que parece una moto muy equilibrada, y sin duda una trail con mayúsculas.
Como vamos bien de tiempo, en Purchena decidimos tomar un café rápido para luego continuar ruta. Allí nos despedimos de Moroño y Madero. Grandes!
Atravesamos la Sierra, dirección al Puerto de Velefique.
Seguimos por la siempre entretenida rambla de Velefique-Tabernas.
Pasado Tabernas, la rambla suelta polvo que da gusto… hay tramos que apenas se ve y no está pa fotos, jejeje. A veces más vale cortar gas y estar al tanto, que a la más mínima te puede aparecer un pedrusco o un escalón con tu nombre.
Más adelante, un tramo con agua, barro y roca, provoca alguna que otra incidencia pero sin consecuencias para los pilotos. Esto también forma parte de los contrastes de Almería: de pasar de no ver el suelo, a pasar a verlo demasiado cerca 😀
Bueno, a mi también me ha tocado, y voy pinchado atrás. Probablemente, por llevar una presión demasiado baja, se ha girado la cubierta y cortado la válvula (diagnóstico que se confirmó el día siguiente…jeje. Había que poner freno de cubierta, ahora ya sí o sí.).
Ya está anocheciendo y aunque llevo la herramienta y cámara, optamos por seguir hasta Almería pues sólo quedan unos pocos kilómetros.
Ya en Almería, despedidas y lavado de máquinas. Un poco de aire y pa casa.
Un ruta estupenda con una compañía genial, a pesar de que hubo muchos que no pudieron venir, a los que se les echó de menos.
Ruta del Bocata a la saca. Buena dosis de kilómetros y afición. Nuestra pequeña evasión.
Saludos y gass!!!